sábado, 31 de agosto de 2019

4000 kms DIA 7. HACIA SANTIAGO DEL ESTERO DOS AVISTAJES INCREIBLES


Como estaba ya mi cuerpo acostumbrado, amanecí casi a las seis para preparar todo. Hice mis bolsos y me fui con ellos a cargarlos en el coche. Al llegar maldije con todas mis fuerzas ya que una goma estaba pinchada ¿ Cuando habría ocurrido? De nada servía cuestionarse, pregunté en la hostería donde estaba la gomería y por suerte quedaba a una cuadra de allí.
Le puse al coche la rueda de auxilio y fuimos con Martín a la gomería en una mañana de cielo clarísimo y gélida temperatura.
Al llegar al sitio, que identificamos solamente por la vista de unas ruedas de camión en la puerta, ya que como en todo el lugar, no había cartel alguno, estacioné detrás de un vehículo. Era un Renault 12 que estaba estacionado, había un hombre parado al lado del coche con las manos en los bolsillos seguramente esperando a ser atendido, a quien saludamos con  un buen día. Hubo casi tres minutos de silencio, nosotros al lado del individuo sin decirnos nada, solo esperando, hasta que el hombre nos preguntó que necesitábamos, ¡era el gomero!
Nos revisó el neumático y por suerte no estaba pinchado, sino que la válvula de aire se había trabado al darle aire el día anterior. Vuelta a colocar la cubierta volvimos a la hostería con la buena noticia.
Emprendimos por fin un largo viaje hasta la ciudad de Santiago del Estero.
A poco de andar por la ruta, al pasar por la recta del Tin Tin se cruzó por delante del auto lo que estaba anhelando ver hacía varios días: el gallito arena. Recordé entonces que nos habíamos pasado dos días rastreando a este pajarito en nuestro viaje a Lihue Calel, allá por el 2016.  A veces buscamos por todos lados a un animalito sin poder encontrarlo y en el momento menos pensado se atraviesa frente a nosotros tomándonos por sorpresa. Afortunadamente estábamos atentos, estacionamos el auto unos metros más adelante y fuimos a buscarlo en la estepa. Enseguida lo divisamos caminando veloz entre piedras y arbustos, un verdadero tapaculo con su costumbre de levantar la cola al caminar.




Comunicamos nuestro hallazgo a los compañeros que iban más adelante, una vez que nos encontramos en una curva para admirar la Cuesta del Obispo. Unos metros más adelante hicimos una parada en una hermosa quebrada para almorzar, dando cuenta de los buenos sándwiches que nos habían preparado en la hostería de Payogasta. Me fui un rato a recorrer un curso de agua que descendía por la quebrada, mientras admiraba las laderas cubiertas de cardones, serían los últimos que vería ya, como despedida del Parque Nacional Los Cardones


  







Un poco más adelante Walter encontró al espectacular y bellísimo pepitero colorado, tremenda ave. 



Y también vimos la monterita serrana.
Y luego de esos avistajes, le pusimos marcha continua hacia Santiago, para lo cual nos quedaban varias horas de marcha. En el camino el grupo puedo ver a las chuñas de patas rojas en un lugar donde no casualmente se llama…Las Chuñas.
Pasamos por la ciudad de Metán donde en un alto me compré un lindo mate de algarrobo. Luego Rosario de la Frontera y de ahí por la ruta 34 que debo decir estaba en muy mal estado, hasta llegar con las ultimas horas a la ciudad de Santiago. Allí ubicamos el Hotel Nuevo Bristol, donde ya nos esperaba Guille, quien había recorrido las Termas de Rio Hondo.
Terminamos todos con una gratificante cena en el hotel y por fin al sobre.

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