martes, 13 de marzo de 2018

LA SOMBRA DEL VIENTO


Este libro fue leído hace ya un tiempito, digamos un año o más, y durante todo este tiempo no dejé de recordarlo. En mi mente reververan sensaciones encontradas de horrores y milagros, de amores intensos, de destinos y azares, de personas que son la continuidad de otras personas.


Ruiz Zafón dibuja una sorprendente Barcelona, mas no la ciudad de bellos edificios y paseos sino  sus calles apartadas, describiendo allí las alboradas de la gran urbe. Nos lleva a recorrer sus rincones sombríos, nos hace respirar la pesada atmósfera de esa ciudad en los años de opresión del régimen franquista.

“Las calles aún languidecían entre neblinas y serenos cuando salimos del portal. Las farolas de las Ramblas dibujaban una avenida de vapor, parpadeando al tiempo que la ciudad se desperezaba y se desprendía de su disfraz de acuarela”


Y de entrada nomás, al comienzo mismo de la novela, el autor crea para los lectores, para todos los que aman los libros, un sitio fantástico que si existiese deleitaría visitarlo: un cementerio de libros olvidados. Allí van a descansar los textos que no trascendieron, soslayados en los anaqueles de las librerías. Libros que tal vez nadie leyó.
Es un edificio enorme, los estantes con volúmenes llenos de polvo se distribuyen en galerías interminables, un laberinto de libros donde es seguro perderse.


El objetivo de ese lugar es rescatar para siempre cada libro, evitar su destrucción, salvarlo del olvido.
En la novela, un humilde librero de un barrio de Barcelona le decía a su hijito Daniel, sobre los textos:
“Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte”

En el cementerio hay un cuidador que vigila todo el tiempo: el viejo Isacc.
 ¿Será posible imaginar que alguien dedique por completo su vida a esa soledad, rodeado de viejos libros, hablando solo con los fanáticos de los olvidados volúmenes?
Como es ya común en varias novelas, todo comienza por obra y gracia de la casualidad: el pequeño Daniel encuentra y adopta un libro perdido entre los miles de ellos abandonados en ese universo que recuerda a la Bibiloteca de Babel. Ese libro, pero más que nada averiguar sobre su misterioso autor, un ignoto Julian Carax, es lo que dará comienzo a la compleja trama que el propio Daniel, a través de los años, va a descubrir.
Vamos ahora al tema central de la obra : el amor ( ¿cual otro merece ser el tema de todo libro?)
¿ Cuantas historias de amor atraviesan esta obra?
Julián se separó un día de Penélope, la amó luego por diecisiete años sin saber nada de ella. El desconocía que ella había muerto meses después de que la viera por última vez. Todo ese tiempo soñó con ella, pero la vida que había soñado no había existido.
Nuria amó a Julián por una década, amó sin ser correspondida, y ese amor se llevó su vida.
Daniel casi de niño se descubre enamorado de Clara, una mujer ciega casi diez años mayor que él. Era el amor infantil por una mujer. Ese amor lo lleva a la peor frustración de su vida.
Luego, pasado el tiempo, Daniel más adulto encuentra nuevamente el amor en Bea y ésta es el calco de Penélope a quien amaba  Julián.
Fumero amó desde el primer día a Penélope, pero al no ser amado y ver en cambio que ella quería a Julián, cambio su personalidad, haciendo de él un hombre siniestro, perverso, desalmado.
Hablé en un momento de destinos y azares, y lo cierto es que toda la novela está marcada por las coincidencias, hasta los objetos, como una pluma Montblanc del augusto Victor Hugo se enlaza en una sorprendente cadena de casualidades.
Vuelvo al amor, y a las conclusiones que me deja este libro.
El amor atrapa y para siempre, los amantes quedan detenidos en su tiempo vital y la existencia no transcurre para ellos. Quedan inmóviles en ese estado de alteración y sinrazón. Nuria, atrapada por el amor a Julián, empezaba a creer que no era un hombre, era una enfermedad.

“Temía que Julián se escapase de nuevo, que decidiera salir a la caza de sus libros para quemarlos, para quemar lo poco que quedaba de sí mismo y borrar definitivamente cualquier señal de que jamás hubiera existido. De tanto temer, me olvidé de que me hacía mayor, de que la vida me pasaba de largo, que había sacrificado mi juventud amando a un hombre destruido, sin alma, apenas un espectro”

El amor dura por siempre para todos los protagonistas, una vez que se ama en la vida se ama para siempre. Puede haber sido fugaz, pero nunca desaparece del todo, siempre se lleva en algún rincón del alma. Tal vez muchos años transcurran y el sentimiento parece desaparecer hasta que un día un simple recuerdo regresa el tiempo atrás, como cuando tocamos las gastadas hojas de un libro olvidado, y nos volvemos a  emocionar como ayer.


Un gran texto de este catalán, una novela que se aposenta en el alma, que tiene suspenso, historias que se cruzan y superponen, casualidades que como en toda la vida determinan el curso de los acontecimientos y una prosa muy rica, cuyas palabras nos llevan a recorrer la maravillosa ciudad de Barcelona. Un libro para leer, emocionarse y disfrutar.